jueves, 11 de octubre de 2007

GUATEMALA AYER Y HOY

Guatemala colonial
El pequeño territorio guatemalteco, con sus 108 mil kilómetros cuadrados, encierra varios de los tesoros culturales legados por un pasado rico en incidentes y cambios. Uno de los más atrayentes para el viajero actual lo constituye el legado artístico dejado durante el período hispánico, conocido como colonial.
El istmo centroamericano fue denominado por los castellanos como el Reino de Guatemala, cuya ciudad capital estuvo en Santiago de Guatemala. A lo largo de todo el territorio, las autoridades mandaron edificar ciudades enteras, con edificios que con muchos problemas lograron llegar hasta nuestros días. Ese es su principal atractivo, que después de siglos de uso, soportar terremotos y ataques realizados por seres humanos, han logrado superar esas dificultades, generalmente debido al genio de sus constructores.
Derecha: Iglesia Santa Clara de Diego de Porres, Antigua Guatemala


Cada población fue reubicada por las autoridades hispánicas. Las antiguas capitales mayanses fueron reurbanizadas en lugares aledaños, con una traza que recordara las ciudades hispanas, aunque como fueron construidas por indígenas no se abandonaron algunos usos propios de cada región. Así, la capital k'iche', Gumarcaaj, fue reasentada a poca distancia, con el nombre de Santa Cruz del Quiché, Iximché, fue establecida como Tecpán y Zaculeu dio paso a Huehuetenango, sólo por citar algunos ejemplos.
Cada una de estas poblaciones fue adquiriendo sus características propias, que fueron producto del mestizaje cultural de dos grupos que se fueron fusionando poco a poco. Cualquier paraje guatemalteco tiene evidencias de esa mezcla, ocurrida lentamente en los siglos XVI, XVII y XVIII, pero la más conocida es Santiago de Guatemala, ahora llamada La Antigua Guatemala, cuyo sobrenombre es ciudad colonial.
Bellas obras de arte fueron levantadas en este pequeño territorio. Salcajá, Quetzaltenango, cuenta con la primera iglesia construida en la región, cuyos muros se remontan al siglo XVI, pero que fue modificada en el XVIII. San Andrés Xecul, Totonicapán, tiene la mejor expresión del barroco popular. En el otro extremo del país, Esquipulas, cuenta con una basílica levantada por el arquitecto Felipe de Porres, Quezaltepeque tiene un templo con hermosos arcos mixtilíneos, en San Cristóbal Acasaguastlán el templo brilla al sol con una imagen del astro en una obra del barroco, todos templos edificados en el siglo XVIII. San Agustín Acasaguastlán guarda preciosos retablos de diversas épocas, lo mismo que Tecpán, San Jerónimo Verapaz y Salamá.
Izquierda: Basílica de Esquipulas, de Felipe de Porres



Sin contar las construcciones que quedan en Antigua, cada una con una historia que revela tantos secretos como los que oculta, lo mismo que las obras trasladadas a la ciudad de Guatemala, donde templos neoclásicos albergan tesoros de siglos anteriores, hechos en el espíritu del Renacimiento, Manierismo, Barroco y Ultrabarroco.
En fin, quien desee conocer cualquier rincón del país puede atisbar a su herencia cultural, que se ha conservado a pesar de las inclemencias del tiempo y las adversidades naturales, esperando relatar los hechos de los que ha sido testigo.
El nombre de Guatemala fue un apelativo dado por los tlaxcaltecas en el siglo XVI a la capital kaqchikel, Iximché, probablemente aludiendo a las cañas que defendían, al fondo de un foso, a la fortaleza de los soberanos.
Ya para entonces, la cultura nativa tenía más de tres milenios de constante desarrollo. Poderosos soberanos habían señoreado sobre vastas poblaciones, grandes reinas habían tomado importantes decisiones políticas, sabios habían desarrollado un complejo sistema para contar el tiempo y para escribir las hazañas políticas; los urbanistas habían diseñado ciudades enteras, tanto para la actividad agrícola como áreas de residencia de la elite y de la gente común. Los artistas habían creado regios monumentos en piedra y cerámica, los músicos habían enaltecido sus creencias religiosas, los sacerdotes invocaban el favor divino, los arquitectos habían levantado palacios y templos hacia los cielos y millones de personas habían dedicado sus vidas a la agricultura, comercio, artesanías e, incluso, la guerra.
Generaciones y generaciones de personas habían dado vida a poderosas ciudades, como Mutul, ahora llamada Tikal, que en su época de esplendor había contado con unos cien mil súbditos, según los cálculos poblacionales realizados por los vestigios de sus extensos campos de cultivos, con canales para riego. Kaminaljuyú había sido la urbe donde los sabios desarrollaron la escritura glífica, única manera de transmitir la información en todo el continente. Los habitantes de Abaj Takalik habían sido punto de fusión de diversas tradiciones culturales. Y como ellas, cientos de ciudades habían sido el escenario de múltiples hazañas humanas.
A lo largo de tantos siglos, se fueron desarrollando épocas de esplendor y conflictos. Por eso, los arqueólogos han dividido la historia de la región en tres grandes períodos, el Preclásico, que se extiende desde el segundo milenio antes de Cristo hasta el 250 de nuestra era, el Clásico, que va del 250 al 900, y el Posclásico, del 900 a 1500. Luego se considera una etapa de transición, en la que los grupos de la región ya tenían conocimiento de personas provenientes de otras partes del mundo y entraron en contacto con ellas, es el período Protohistórico, que va de 1500 a 1550.
Templo El Gran Jaguar en Tikal,Jorge Morales



Durante tanto tiempo, los grupos fueron creando diversas expresiones políticas. De tal manera que Kaminaljuyú, Abaj Takalik, Monte Alto, Uaxactún y Zaculeu, conocieron épocas de esplendor durante el Preclásico.
Abaj Tajalik en Retalhuleu

Otras, como la misma Kaminaljuyú y Mutul, fueron escenarios de gran crecimiento durante la primera parte del Clásico. Pero las más famosas son las del Clásico Tardío (del 600 al 900), como la mayor expansión de Mutul, Quiriguá, Cotzumalguapa, Cancuén, Dos Pilas, Yaxhá, Yok'ib (hoy Piedras Negras) y muchas otras ciudades estado.
En esa época los soberanos mandaban a construir grandes calzadas, palacios, templos piramidales, plazas, campos de juego de pelota y grandes monumentos pétreos. Pero la guerra se fue convirtiendo en un problema endémico que afectó las actividades productivas y la tranquilidad de las personas, sobre todo en las áreas más densamente pobladas, lo que ahora es Petén. Esto obligó a grandes cantidades de gente a emigrar a otras partes, como lo narra el Popol Vuh.
Cuando en el Popol Vuh se cuenta que los señores que luego fundarían el señorío k'iche' viajaron a tulan (la gran ciudad) a obtener las insignias de poder, narra el hecho de que los militares de Ucanal fueron a la actual Ceibal, donde se erigieron en soberanos, para emigrar al sur, al centro del actual Quiché. Por eso llegaron del oriente, pues Ucanal está al oriente de Ceibal. Esta migración, como otras, dieron origen a nuevas expresiones políticas, que tuvieron éxito durante el Posclásico.
Cuando llegaron los españoles se sorprendieron del sistema dual de poder que seguían los mames, k'iche'es y kaqchikeles. Esto había permitido superar los grandes conflictos de poder que se sucedieron al final del Clásico en las ciudades estado. Por otra parte, los señoríos estaban formando estados más extensos. Esa era la importancia del lago de Atitlán, frontera entre esos tres grupos.
Cuando el viajero recorre los restos de tantas y tan poderosas ciudades puede conocer la lección del pasado, con sus guerras continuas que no condujeron al éxito sino al uso improductivo de los recursos. Sus descendientes parecen haber aprendido la lección, pues son gente pacífica que lucha por conservar sus tradiciones, muchas de las cuales se remontan a tiempos del Preclásico, y que son el gran atractivo cultural de la tierra del quetzal.

Potencia ecológica
Guatemala es uno de los puntos del planeta con más futuro en una modalidad de viaje que se ha calificado como ecoturismo.
Si una cabaña campestre en medio de la jungla, el ruido de los animales en la noche y disfrutar de un té a la luz de las candelas es tú idea de viaje, entonces eres el candidato ideal del ecoturismo. Se trata de una opción de viaje que ha cobrado auge ante los paquetes organizados de turismo en masa.
Guatemala posee todo el potencial para ser uno de los centros mundiales de esta modalidad turística. Aunque la deforestación y depredación animal es en algunos casos alarmante, los ingresos de este tipo de viajeros pueden ayudar a regenerar zonas que aún mantienen riquezas naturales autóctonas.
Cascada del Río Samalá en El Palmar
Existen áreas especialmente críticas, que cuentan con una impresionante reserva biológica protegida por las leyes estatales, como la región del Petén. La llamada biosfera maya es un destino ideal para conocer este sitio y dispone cada vez de mejor infraestructura para disfrutar de la visita turística.
No obstante, Tikal y sus alrededores no son las únicas maravillas ecológicas del país. Guatemala cuenta con siete parques nacionales, cinco reservas de la biosfera y siete biotopos; además de sus volcanes y refugios de la fauna, como las bocas del Polochic o el cerro San Gil.
Aunque el sector servicios de estas zonas no contaba con buena infraestructura, en los últimos tiempos, gracias a empresarios emprendedores y viajeros aventureros, se han abierto alojamientos y establecido rutas que cuentan con las más altas cotas de calidad turística, manteniendo un equilibrio acorde con su entorno ecológico.
El equipo de Viajes de Prensa Libre se ha desplazado a los proyectos más singulares y novedosos de esta modalidad turística, trasladando la información puntualmente a su servicio en la red viajeguatemala.com. En las costas del Pacífico descubrimos los manglares de Monterrico-Hawaii, en el recóndito Atlántico hallamos el hotel ecológico de Punta Manabique y, en busca del Quetzal, encontramos algunos lugares excelentes para conocer la Baja Verapaz más verde.Los lugares son innumerables y el lector contará puntualmente con nuevas opciones de viaje ecológico, como el apasionante proyecto que Ak´Tenamit lleva a cabo en el interior de la selva de Izabal, a la vez que esperamos responder a tus sugerencias y consultas.



























SIMBOLOS PATRIOS


ESCUDO DE ARMAS

Uno de los deseos de Justo Rufino Barrios consistió en dotar a la Nación de un emblema, el cual se hizo realidad mediante el Decreto 33, por medio del cual se crea el Escudo de Armas.
Lo diseñó el grabador suizo Juan Bautista Frener. El Escudo de Armas actual apenas se diferencia del original, en el cual el quetzal miraba hacia atrás y un listón unía las dos ramas de laurel. Una copia se encuentra en el Museo de Historia.
El decreto de creación dice: “Debiendo estar en armonía el escudo de armas de la República con los principios políticos de la Nación; en uso de las facultades de que hallo investido, DECRETO:
Artículo Unico: Las armas de la República serán: un escudo con dos rifles y dos espadas de oro enlazadas con ramas de laurel, en campo celeste claro. El centro estará cubierto con un pergamino, que contendrá la siguiente leyenda en letras de oro: Libertad, 15 de Septiembre de 1821; figurando en la parte superior un quetzal, como símbolo de la independencia y autonomía de la Nación.
Dado en Guatemala, á diez y ocho de noviembre de mil ochocientos setenta y uno.Miguel García Granados. El ministro del Interior, Francisco Alburez”.
Autor del escudo: Juan Bautista Frener
Con motivo de los 50 años de la independencia, en 1871, el presidente de la República, Miguel García Granados, solicita a la Casa de la Moneda un diseño para tal conmemoración. El mismo lo elabora Juan Bautista Frener, despertando el sueño del quetzal.
Fue tan del agrado del presidente, que en noviembre de ese año lo declara Escudo de Armas de la República. Frener nace en Lucerna, Suiza, el 10 de diciembre de 1821. Llega a Guatemala para trabajar como grabador en la Casa de la Moneda cuando gobierna Rafael Carrera.
Troquela varias monedas y medallas conmemorativas en las que destacan los pesos de Carrera, una de las mejores en la historia numismática del país. Trabaja también como artista y grabador con las administraciones de los gobiernos liberales. En Guatemala realiza una excelente y fructífera labor en el campo del grabado y acuñación de monedas.
En su país natal había efectuado importantes trabajos, como la medalla conmemorativa a Guillermo Tell y al músico italiano Giuseppe Verdi. Fallece en la ciudad de Guatemala el 1 de mayo de 1892. Fue inhumado en el Cementerio General.


Monja Blanca
La Monja Blanca –lycaste skinneri alba– fue declarada representativa de la flor nacional el 11 de febrero de 1934, por decreto presidencial del general Jorge Ubico.
Leticia de Southerland, presidenta de la exposición internacional de flores, celebrada en Miami Beach, Florida, en 1933, envió al Gobierno guatemalteco la sugerencia de que la Monja Blanca fuera nombrada flor nacional.
El general Ubico, después de haber consultado a personas versadas, como los señores Ulises Rojas y Mariano Pacheco H. y entidades como la Biblioteca Nacional y la Sociedad de Geografía e Historia, emitió el decreto respectivo.
La Monja Blanca es una de las 35 mil especies con que cuenta la familia de las orquídeas, una de las más numerosas de la naturaleza.
La flor nacional es una planta epifita que existe en la Zona Reina, en el noroccidente de Guatemala, especialmente en Alta Verapaz.
La Monja Blanca es hermafrodita y produce millones de semillas que, sin embargo, necesitan de determinado hongo para germinar, por lo que es una planta escasa y, por lo mismo, está prohibida su comercialización.
inicio
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Ceiba pentandra
La ceiba fue declarada Arbol Nacional por iniciativa del notable botánico guatemalteco Ulises Rojas. El 8 de Marzo de 1955, la Ceiba Pentandra fue reconocida como insignia representante de la flora guatemalteca, para simbolizar el orgullo de nuestras soberanas raíces mayas.
De acuerdo a investigaciones de la Academia de Geografía e Historia, la fronda de la ceiba cubre hasta 1600 metros cuadrados. Además, es poseedora de hermoso follaje y excelentes propiedades medicinales.
Yaxché, como también se le llama, es considerado árbol de la vida, árbol sagrado, cuna de Xibalbá, infierno de los mayas y árbol sabio. Ocupa el día Kam, primero de Tehalamatl, o libro de los días (calendario de los veinte días) que sirvió a los pueblos mesoamericanos como horóscopo para la predicción del carácter, oficio y otros aspectos futuros de la vida de los niños.
Durante la dominación española se mantuvo la fuerza de esos conocimientos y las tradiciones representadas por la ceiba, y fue plantada en todas las plazas, cerca de los cabildos.


El Quetzal
El quetzal pasó a ser Ave Símbolo Nacional el 8 de noviembre de 1871. Su nombre científico es Pharomachrus mocinno.
Pharomachrus en griego quiere decir luz grande, en tanto que mocinno es en honor al naturalista mexicano del siglo XIX, José Mariano Mociño, quien llevó los primeros ejemplares a Europa.
Su hábitat son los bosques nublados, bosques lluviosos, montañas de altura, bosques vírgenes con altitudes promedio de 900 a tres mil 200 metros en los que abunda el aguacatillo, pino blanco, guarumo, bálsamo, roble y ciprés, entre otros.
Su área de distribución va desde Chiapas, México, hasta la región norte de Nicaragua.
En Guatemala se encuentra actualmente en seis regiones bien establecidas: Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz, Zacapa, parte norte de El Progreso e Izabal.
La Universidad de San Carlos estableció para su conservación en 1979 la Reserva Natural Mario Dary Rivera, conocida como Biotopo del Quetzal, en Purulhá, Baja Verapaz.
Tecún Umán
Tecún Umán fue declarado Héroe Nacional y símbolo de defensa de la nacionalidad guatemalteca por el Congreso de la República, mediante el Decreto No. 1334, el 22 de marzo de 1960.
Se estableció el 20 de febrero como el día de Tecún Umán, héroe nacional.
De acuerdo a los anales de los kaqchikeles, Tecún Umán fue muerto por don Pedro de Alvarado, el 20 de febrero de 1524, en las Llanuras del Pinar, en el valle de Olintepeque, en cruenta batalla contra los españoles.
Tecún Umán luchó protegido por su nahual, el quetzal. Su ejemplo de arrojo y de dignidad, en los linderos de la leyenda y las historias, siempre se ha reconocido en Guatemala como el más representativo de los indígenas que luchó por la defensa de su territorio y su gente.
La derrota del ejército quiché se debió a que los kaqchikeles y tzutuhiles no quisieron formar un solo frente para defenderse de los invasores.
Su figura ha sido exaltada de muchas formas, pero se desataca la monumental escultura del artista guatemalteco Roberto González Goyri, la cual se encuentra al noroccidente del zoológico La Aurora.




La marimba
Considerada un símbolo patrio, la marimba guatemalteca de arco es idéntica a la tímbila que ejecutan los chopis africanos.
Según Vida Chonowith, en su libro “La marimba de Guatemala”, desde los primeros años del siglo XVII se empezaron a escapar negros de Cuba; los pocos que alcanzaron tierra firme en el continente la enseñaron a construir a los aborígenes de Guatemala.
Por eso es que se afirma que fue nuestro país, donde ya se conocía el tun o tunkul, el que adoptó con entusiasmo la marimba africana.
La marimba evolucionó durante los siglos XVII y XVIII, pero es de 1880 a 1920 que adquiere las características actuales, cuando los artesanos quetzaltecos la convierten de marimba sencilla a doble. Por ser instrumento histórico de valor cultural, artístico y tradicional, el Congreso de la República declaró a la marimba símbolo nacional.
Por medio del decreto 31-99 se enaltece este instrumento y se obliga al Ministerio de Educación Pública a propiciar la enseñanza del mismo en las escuelas públicas y privadas, como reconocimiento al baluarte nacional de nuestra cultura, arte y tradición guatemaltecos.
Bandera Nacional
La Bandera Nacional constituye uno de los símbolos más respetados por los guatemaltecos. Fue creada por decreto del 21 de agosto de 1823 y modificada por medio de los decretos 12 y 33, del 17 de agosto y 18 de noviembre de 1871, por el entonces presidente de la República, general Miguel García Granados.
Cuando la bandera lleva el escudo nacional en medio toma el nombre de Pabellón Nacional; sus colores son azul y blanco, dispuestos en franjas verticales.
El azul representa justicia y verdad. El blanco significa pureza, paz y la tranquilidad que todos los ciudadanos deseamos para vivir.
Cuando presencie el paso de la bandera, póngase de pie y mírela con respeto; igualmente, en el momento en que vea enarbolarla, descúbrase y permanezca firme.
• Juramento
Bandera nuestra, a ti juramos devoción perdurable, lealtad perenne, honor, sacrificio y esperanza hasta la hora de nuestra muerte.
En nombre de la sangre y de la tierra, juramos mantener tu excelsitud sobre todas las cosas; en los prósperos días, y en los días adversos, velar y aun morir, y porque ondees perpetuamente sobre una patria digna.